Un estrecho camino serpentea entre las tradicionales casas de la aldea Iyashi No Sato, uno de los lugares que visitamos durante la excursión. |
Teníamos un calendario apretado en esos días (por aquello de exprimir al máximo nuestro JR Pass), de manera que no deseábamos invertir más de un día en nuestra visita a la zona del Monte Fuji y los cinco lagos. Así pues, convenimos que la mejor forma de maximizar y aprovechar el tiempo del que disponíamos era la de contratar a un guía para que nos llevase a todos los puntos de interés de la zona sin tiempo que perder, pues ya sabéis que cuando viajamos por libre, aunque suele ser más enriquecedor, muchas veces perdemos bastante tiempo en el transporte público y en la toma de decisiones. En esta ocasión el tiempo era un recurso limitado y no queríamos despilfarrarlo.
Sabíamos qué era todo lo que queríamos ver por la zona, y tras una búsqueda rápida por Internet, pronto encontramos al candidato ideal para que nos llevase a todos esos sitios. Se trataba de Turismo Victoria.
Unos meses antes de emprender nuestro vuelo hacía Tokio, ya contactamos con ellos a través de su cuenta oficial de Facebook y nos ofrecieron confianza desde el primer momento. El contacto fue siempre fluido y Alexsi, un joven emprendedor peruano que vive en Japón desde hace más de 20 años, estuvo siempre ahí para atendernos y resolver todas nuestras dudas.
Para poder encajar todas las visitas en el planning, tuvimos que madrugar de lo lindo y tomar el tren en Tokio a las seis y media de la mañana. Apenas una hora más tarde, Alexsi y su mujer ya nos esperaban en la estación de Shin-Fuji con su furgoneta Toyota preparados para empezar con el recorrido.
Aunque el día amaneció con el cielo encapotado, eso no nos desanimó ni lo más mínimo. |
- Santuario de Fuji.
- Cataratas Shiraito y Otome.
- Lago Motosu.
- Lago Shoji.
- Pueblo tradicional Iyashi No Sato.
- Lago Saiko.
- Lago Kawaguchi.
- Chureito Pagoda.
- Caverna del viento.
- Aokigahara, el bosque de los suicidas.
- Santuario de Fuji.
La primera parada de nuestro viaje fue el santuario sintoista Fujisan Hongū Sengen Taisha, donde desde hace más de 1200 años que se venera a la diosa del Monte Fuji.
En la entrada principal del santuario sintoista Fujisan Hongū Sengen. |
Este hombre no tubo suficiente con un sorbo y empezó a llenar garrafas de agua. Está claro que buscaba la vida eterna. |
La tradición explica que las personas que van a ascender al monte Fuji, van al santuario, rezan una plegaria para un buen ascenso y se purifican con el agua antes de continuar con su camino hacia la montaña.
- Cataratas de Shiraito y Otome.
La siguiente etapa en nuestro itinerario fueron las cataratas de Shiraito y de Otome, que están muy cerca entre sí y donde las segundas sirven como presentación del plato fuerte, que son las de Shiraito No Taki.
Con 20 metros de altura y otros 150 de longitud, Shiraito No Taki es la catarata más ancha de Japón y en 1990 fue incluida en la lista de los 100 lugares más interesantes del país por el Ministerio de Medio Ambiente nipón.
- Pueblo tradicional Iyashi No Sato.
Cuando se acercaba la hora de comer, nos dirigimos hacia la aldea tradicional Iyashi No Sato, un pintoresco pueblecito en el que se pueden ver las casitas y la forma de vida tradicional japonesa. Eso sí, hay que reseñar que la aldea actual es una reproducción de la original, que fue arrasada prácticamente en su totalidad a mediados de los años 60 por un corrimiento de tierra durante un tifón, y ahora se ha convertido en un museo al aire libre.
Una entrañable viejecita, superviviente de aquella catástrofe, nos estuvo contando cómo ocurrió todo mientras nos invitaba a una taza de té.
La entrada a la aldea cuesta 350¥ y en ella podrás disfrutar de una veintena de casas tradicionales con sus típicos tejados de paja que ahora mismo hacen las funciones de museo o restaurante, e incluso en una de ellas podrás vestirte con kimono o armadura de samurai por 1000¥.
- Los Lagos.
En total fueron cuatro los lagos que visitamos, el Motosu, el Shoji, el Saiko y el Kawaguchi. En un día despejado se hubiese podido ver el monte Fuji reflejado en las aguas de cualquiera de ellos, pero no tuvimos esa suerte.
- Chureito Pagoda.
Si hay una imagen que se asocia automáticamente a Japón en todo el mundo, esa es la de la pagoda Chureito con el Monte Fuji al fondo, es la estampa más recurrente cuando se hacen búsquedas del país nipón en Google.
La famosa pagoda se encuentra en el parque Arakurayama Sengen de Fujiyoshida, y lógicamente era un punto de parada obligatoria en nuestro itinerario, sin embargo, el Monte Fuji se mostró muy tímido este día y no pudimos disfrutar de su presencia. A pesar de no poder obtener la instantánea perfecta, mereció la pena.
- Caverna del viento.
Hay varias cuevas famosas en la zona, la "Cueva del Hielo", "la del Viento" y "la de los Murciélagos", aunque por falta de tiempo, sólo pudimos visitar una de ellas, la Cueva del Viento.
En esta cueva, la del viento, también podemos encontrar abundante hielo, no en vano la temperatura media durante todo el año ronda los tres grados. Así que, aunque vayas a ir en verano... ¡coge una chaqueta!
- Aokigahara.
Para la última parada, Alexsi nos reservó uno de los platos fuertes de la zona, Aokigahara, también conocido como "Mar de Árboles" o "Bosque de los suicidios".
Este sobrenombre tan macabro, no le ha sido impuesto gratuitamente al lugar, pues este bosque se ha creído maldito desde tiempos inmemoriales y, actualmente es el lugar preferido por aquellos que desean quitarse la vida en Japón, de hecho, es fácil encontrar carteles donde se intenta hacer recapacitar a estas personas y el turismo ha sido acotado a un sendero muy definido que cruza sólo una pequeña parte del frondoso bosque. Sin duda, una visita muy "interesante" a la cual se unió la lluvia para terminar de crear esa atmósfera mística que se le presuponía al lugar.
Este bosque tan peculiar fue la última etapa de nuestra excursión y al terminar de verlo Alexsi nos llevó de nuevo hasta la estación de Shin-Fuji para que pudiésemos proseguir con nuestro viaje hasta Nagoya. En definitiva, un día muy completo y muy interesante gracias a los amigos de Turismo Victoria.
Si os estáis preguntando por el precio de la excursión, en nuestro caso fueron 8000¥ por persona (pulsar sobre la cantidad para ver el cambio actual), aunque lo más aconsejable, si estáis interesados, es que contactéis directamente con la agencia para obtener precios actualizados. Aquí os dejamos sus datos de contacto:
Observando el estanque del santuario. |
En este estanque también encontramos uno de los característicos puentes rojos japoneses. ¡Ideal para hacerse fotos! |
En esta estatua ecuestre se representa el Yabusame, un tipo de tiro con arco a caballo de larga tradición japonesa. |
- Cataratas de Shiraito y Otome.
La siguiente etapa en nuestro itinerario fueron las cataratas de Shiraito y de Otome, que están muy cerca entre sí y donde las segundas sirven como presentación del plato fuerte, que son las de Shiraito No Taki.
Una panorámica de las imponentes cataratas de Shiraito No Taki. |
Durante todo el día, los snacks y la cerveza corrieron a cuenta de Turismo Victoria, ¡todo un detalle! |
- Pueblo tradicional Iyashi No Sato.
Cuando se acercaba la hora de comer, nos dirigimos hacia la aldea tradicional Iyashi No Sato, un pintoresco pueblecito en el que se pueden ver las casitas y la forma de vida tradicional japonesa. Eso sí, hay que reseñar que la aldea actual es una reproducción de la original, que fue arrasada prácticamente en su totalidad a mediados de los años 60 por un corrimiento de tierra durante un tifón, y ahora se ha convertido en un museo al aire libre.
Los tejados de paja de las casas tradicionales asoman entre la abundante vegetación de la zona. |
Esta señora nos estuvo contando su experiencia cuando un desastre natural devastó la aldea original de Iyashi No Sato. |
Estos simpáticos espantapájaros custodian los huertos de la aldea. |
A la hora de comer tuvimos la oportunidad de degustar este delicioso plato típico de la gastronomía local acompañado con un poco de sake. |
- Los Lagos.
En total fueron cuatro los lagos que visitamos, el Motosu, el Shoji, el Saiko y el Kawaguchi. En un día despejado se hubiese podido ver el monte Fuji reflejado en las aguas de cualquiera de ellos, pero no tuvimos esa suerte.
Lago Motosu: Tras esas nubes se escondía el monte Fuji. |
Barcas amarradas en el lago Saiko. |
En uno de los lagos, disfrutando de una cerveza bien fresquita junto a nuestro guía Alexsi. |
- Chureito Pagoda.
Si hay una imagen que se asocia automáticamente a Japón en todo el mundo, esa es la de la pagoda Chureito con el Monte Fuji al fondo, es la estampa más recurrente cuando se hacen búsquedas del país nipón en Google.
La famosa pagoda se encuentra en el parque Arakurayama Sengen de Fujiyoshida, y lógicamente era un punto de parada obligatoria en nuestro itinerario, sin embargo, el Monte Fuji se mostró muy tímido este día y no pudimos disfrutar de su presencia. A pesar de no poder obtener la instantánea perfecta, mereció la pena.
Esta es la famosa estampa de la Pagoda Chureito que nos hubiese gustado encontrar, con el majestuoso Monte Fuji al fondo... |
Sin embargo las condiciones meteorológicas no lo permitieron, y estas son las vistas que realmente pudimos tener. El lado positivo es que ya tenemos un pretexto para volver otro día más despejado. |
Durante la subida a la colina donde se encuentra la pagoda es fácil encontrar carteles como estos. Afortunadamente no dimos con el oso. |
- Caverna del viento.
Hay varias cuevas famosas en la zona, la "Cueva del Hielo", "la del Viento" y "la de los Murciélagos", aunque por falta de tiempo, sólo pudimos visitar una de ellas, la Cueva del Viento.
En esta cueva, la del viento, también podemos encontrar abundante hielo, no en vano la temperatura media durante todo el año ronda los tres grados. Así que, aunque vayas a ir en verano... ¡coge una chaqueta!
Un detalle del hielo acumulado dentro de la Cueva del Viento. |
El suelo de la cueva está muy húmedo, hay que andarse con ojo para no resbalar. |
- Aokigahara.
Para la última parada, Alexsi nos reservó uno de los platos fuertes de la zona, Aokigahara, también conocido como "Mar de Árboles" o "Bosque de los suicidios".
Este sobrenombre tan macabro, no le ha sido impuesto gratuitamente al lugar, pues este bosque se ha creído maldito desde tiempos inmemoriales y, actualmente es el lugar preferido por aquellos que desean quitarse la vida en Japón, de hecho, es fácil encontrar carteles donde se intenta hacer recapacitar a estas personas y el turismo ha sido acotado a un sendero muy definido que cruza sólo una pequeña parte del frondoso bosque. Sin duda, una visita muy "interesante" a la cual se unió la lluvia para terminar de crear esa atmósfera mística que se le presuponía al lugar.
Este bosque tan peculiar fue la última etapa de nuestra excursión y al terminar de verlo Alexsi nos llevó de nuevo hasta la estación de Shin-Fuji para que pudiésemos proseguir con nuestro viaje hasta Nagoya. En definitiva, un día muy completo y muy interesante gracias a los amigos de Turismo Victoria.
Si os estáis preguntando por el precio de la excursión, en nuestro caso fueron 8000¥ por persona (pulsar sobre la cantidad para ver el cambio actual), aunque lo más aconsejable, si estáis interesados, es que contactéis directamente con la agencia para obtener precios actualizados. Aquí os dejamos sus datos de contacto:
- Web ofcial: https://www.turismovictoria.com
- Página de Facebook: https://www.facebook.com/turismovictoria
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